miércoles, 5 de mayo de 2010

Cécile Chaminade


Nació en París en 1857 y gracias a la infleuncia de Bizet, la pequeña Mozart, apodo otorgado por el mismo, pudo estudiar de manera más profesional la música e incluso uno de sus maestros fue Godard. Sus compocisiones fueron ganando terreno dentro de la burguesí y tenía muchas solicitudes, se le peude considerar la primera mujer que vivió de la música.

Fue una pionera dentro de la música, ya que a pesar de que años antes ya había testimonio de mujeres músicas, ninguna pudo alcanzar el éxito de ésta.

Hoy en día, su nombre se encunetra olvidado, sólo reservado para unos pocos estudiosos del tema, y así como ella hay muchas mujeres, que a pesar de haber tenido mucho talento, se quedan en el olvido.

Las siguientes palabras de la compositora nos hablan acerca de cómo ve ella el papel de la mujer en la sociedad y las barreras que las detienen:


“Yo no creo que las pocas mujeres que han alcanzado grandeza en el trabajo creativo sean la excepción, sino que pienso que la vida ha sido dura para las mujeres; no se les ha dado oportunidad, no se les ha dado seguridad… La mujer no ha sido considerada una fuerza de trabajo en el mundo y el trabajo que su sexo y condición les impone no ha sido ajustado a darle una completa idea para el desarrollo de lo mejor de sí misma. Ha sido incapacitada, y sólo unas pocas, a pesar de la fuerza de las circunstancias de la dificultad inherente, han sido capaces de conseguir lo mejor de esa incapacitación”



Presentación Final

Proyecto final.

La Mujer en El Arte y La Literatura

Sofía y la mujer.


Hace un año escribí el siguiente artículo y aprovecho la ocasión para publicarlo aquí:

Nuevamente me siento a escribir acerca de mis teorías sobre la mujer. Insisto, un balance siempre es necesario: Mujer+hombre.

¿Pero quién es quién?
La soledad y la mujer siempre han ido unidas, son dos entes femeninos que habitan en una misma alcoba. Se ríen, toman el té y observan su historia. Ella sentada con un vestido de seda que su cuerpo siente y goza, la soledad observándola como buena acompañante le pregunta por todos esos años que ha vivido con un hombre sin sentirlo, por todos esos años en los que ha sido protegida y rodeada por muchos por su carácter débil y sólo experimenta una soledad dulce. Sencillita. All the loans are payed.

He visto las tres películas de Sofia Coppola y leí que uno de sus temas principales es esta soledad que se experimenta, como lo he dicho: en cualquier etapa de la vida. La soledad de las hermanas Lisbon en The virgin suicides, el imponente papel de Lux, su sensualidad que te contagia, las ganas de destacar por miedo a encontrarse con ella misma. Y que tal la hermana menor, Cecilia, "Doctor You've never been a 13 year old girl". Son ellas, revelándose, intentando escapar y lo logran.

Después tenemos a Charlotte en Lost in translation, sentada ante el vacío, sin saber realmente con quien se casó, conociendo a un extraño que siente lo mismo. Intenta encontrarse en una ciudad tan grande como lo pequeño de su nombre. El equilibrio siempre tiembla.

Finalmente está Marie Antoinette, ahí la reina adolescente no logra consumar su matrimonio, vive rodeada de gente, de lujos, de pasteles y de vestidos. Todo para cubrir el hueco que le dejó la interrupción de su inocencia. Así vive y así se despide "I'm just saying goodbye".

Y ahí están esas tres mujeres que son fuertes, luchan para mantenerse con la frente en alto. Utilizan sus elementos más femeninos para pedirle a la soledad que las deje. Y aparece el hombre para lograr el equilibrio y después dejarlas a la mitad. Lux conoce a Trip Fontaine, su despertar y su ocaso. Charlotte conoce a Bob, él tampoco puede dormir, también está solo. Marie Antoinette al Dauphin, ambos comparten la incertidumbre del reinado, son unos niños y su inmadurez se compensa y se ayuda.

Todo es una suma siempre, donde los factores si alteran el producto. Si hay más soledad, hay menor posibilidad de que el equilibrio surja. No lo sé. Espero un equilibrio pronto. Muy pronto o por lo menos ser dirigida por Sofía o ser reina de Francia sin la guillotina.

Una nueva mirada al feminismo.

"What's confusing about [being a feminist]? It's just being pro-your ability to do what you need to do. It doesn't mean you don't love your boyfriend or whatever...When I say 'feminist', I mean that in the most complex, interesting, exciting way!"

-Miranda July

Miranda July.





Puedes visitar el sitio de Miranda July aquí.

Cristina Rivera Garza


Sabe a sal, a sudor, a sargazo. Cuando la palabra sargazo se detiene dentro de su cabeza, él también se inmoviliza. Nunca ha probado el sargazo antes; no tiene la menor idea de cuál es su sabor o su olor o su textura. Pero el sexo de la mujer, está seguro, sabe a sargazo. Huele a sargazo. Tiene la textura del sargazo. Y él se hunde dentro del sargazo como dentro de un sabor recién inventado o descubierto o bautizado. Un bosque de sargazos. Se lo dice después así, en voz baja, "sabes a un bosque de sargazos", y la mujer no hace otra cosa más que sonreírse en siencio, como si estuviera a solas. Como si todo mundo supiera que el sexo femenino es un bosque de sargazos y él fuera el último en haberse dado cuenta de ello. Y, a solas, precisamente a solas, siempre a solas, la mujer abre las piernas con suma naturalidad, como si en realidad estuviera haciendo otra cosa o desgajándose justo a tiempo, y observa al hombre que introduce la lengua, la nariz, un dedo, dos, su sexo mismo, en el bosque de sargazos.
–Y tu sabes a hombre –le dice luego de un rato sin abrir los ojos.
Su comentario lo hace sonreír también. La perfección de la tautología. Se incorpora sobre la cama; la ve. Coloca dos de sus dedos dentro de su propia boca masculina y repara el equívoco: ahora el no sabe a hombre sino a mujer.
–Y a ti –susurra– También sé a ti.
Y coloca los mismos dedos dentro de la boca de la mujer. El sabor. El saber. La ambivalencia de un verbo.
No sabe cómo llegó a ese momento. Si se lo preguntaran ahora, si le preguntaran cómo llegó a introducir sus dedos primero en el sexo que es un bosque y un bosque de sargazos y, luego, en la boca femenina, no sabría que responder.
Si le preguntaran lo que sabe tendría que cerrar los ojos e inventar un universo ajeno.

Rivera Garza, C. (2004). Lo anterior. México: Tusquets editores.