Hace muchos años, en la primera mitad del siglo XX Virginia Woolf escribió un ensayo titulado "Una habitación propia", en él escribió sobre la libertad de creación de la mujer, su capacidad de escritura estaba sujeta a su independencia económica; si la mujer tenía una habitación propia y 500 libras al año podía escribir sin tener que limitar temas o adherirse a expectativas de los demás.
Por eso les ruego que escriban toda clase de libros, por trivial o por vasto que sea el tema. Por las buenas o por las malas, espero que ustedes adquirirán bastante dinero para haraganear y viajar, para considerar el porvenir o el pasado del mundo, para soñar sobre los libros y demorarse en las esquinas y dejar que la línea del pensamiento se sumerja hondo en el río. Porque no quiero que se limiten a la novela. Si quieren complacerme -y hay miles como yo- escribirán libros de viaje y aventuras, de investigación y erudición, de historia y biografía y crítica y filosofía y ciencia. Con todo eso, adelantarán el arte de la novela. (p. 140)
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Y una peroración dirigida a mujeres debería contener algo, ustedes convendrán, particularmente idealista y sublime. Yo debería suplicarles que recordaran sus responsabilidades, que fueran más espirituales, más elevadas; yo debería recordarles cuánto depende de ustedes, y qué influencia pueden ejercer en el porvenir. Pero esas exhortaciones pueden dejarse sin mayor peligro al otro sexo, que las expondrá, o mejor dicho ya las ha expuesto, con mayor elocuencia que la que yo puedo suministrar. Al revolver mi propio espíritu no encuentro el sentimiento noble de que todas somos compañeras e iguales y debemos encaminar el mundo a fines más altos. Me encuentro diciendo breve y prosaicamente que lo más importante es ser una misma. Ni piensen en influir en otras personas, yo les diría, si supiera decirlo de un modo noble. Piensen las cosas en sí. (P.142,143).
Alguien tiene que alzar la voz para dar su punto de vista, alguien tiene que sacudir a los demás para no dejarlos dormir. Virginia Woolf fue de las primeras mujeres en hablar sobre el feminismo en la literatura, sin dejar a un lado la tradición masculina y sobre todo respetándola.
Woolf, V. (2009) Un cuarto propio. México: Colofón S.A. de C.V. P. 140,142,143.
